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En 2018 se cumplirán 15 años de la llegada del primer vehículo de serie que podía equipar una caja de cambios automática de doble embrague. Fue el Volkswagen Golf R32 el que la estrenó bajo la denominación DSG (del inglés ‘Direct-Shift Gearbox’ y previamente del alemán ‘doppelkupplungsschaltgetriebe’), aunque a los pocos meses le siguió el Audi TT 3.2 con la denominación S tronic. Desde entonces, más de dos millones de coches han salido de las factorías del grupo VW-Audi con este tipo de caja de cambios.

Sin embargo, los inicios están, como en tantos otros avances, en la competición. La primera caja de doble embrague que desarrolló Audi fue para instalarla en el glorioso Audi Quattro S1 de rallyes -utilizada por Porsche en los vehículos de Sport Prototipos y Le Mans-. Han sido necesarios más de veinte años para que fuera posible su producción en serie, pero ahora está claro que la espera bien ha merecido la pena.

Hoy en día prácticamente toda la gama del grupo alemán puede montar el cambio DSG. Desde el pequeño Volkswagen Polo (Prueba Polo GTI DSG) hasta el estremecedor Bugatti Chiron tienen disponibles esta caja de cambios. La razón no es otra que la creciente demanda de los usuarios de este tipo de transmisión, un elemento que consigue que los más reticentes a los cambios automáticos cambien de opinión.

¿Qué es y cómo funciona una caja de cambios de doble embrague?

Muy resumidamente se podría decir que son dos cajas de cambio manuales parciales cuyos embragues trabajan en paralelo y son accionados mecánicamente. Habitualmente, una caja de cambios tiene dos ejes de engranajes. El eje por el que entra la potencia del motor y el eje por el que sale la potencia hacia las ruedas motrices. Sin embargo, la caja DSG tiene un árbol primario de engranajes por el que llega la potencia y dos árboles secundarios.

Uno de los ejes secundarios tiene las relaciones impares (1ª, 3ª y 5ª) y el otro las pares (2ª, 4ª y 6ª), y cada eje tiene su propio embrague. Es decir, tenemos dos embragues en vez de uno. Cada vez que una marcha está engranada, lo está también la siguiente relación, de forma que al pasar a una marcha superior no es necesario llevar a cabo el proceso completo de desengranado y engranado, sino únicamente desacoplar un embrague y acoplar el otro al mismo tiempo.

Un ejemplo práctico. Cuando estamos acelerando y vamos en segunda velocidad, la tercera ya está engranada, pero el único eje de engranajes que tiene su embrague acoplado es el de las marchas pares. Cuando el cambio automático, o el conductor mediante las levas, decide pasar a la tercera velocidad, lo único que hace la caja DSG es cambiar, mediante un mecanismo automático, un embrague por otro. De esta manera, no llega nunca a haber una interrupción total de potencia y el cambio se produce en un espacio de tiempo muy reducido.

Al no producirse esta interrupción, no hay pérdida de velocidad, y por tanto se reduce el consumo y se mejoran las prestaciones. En conducción relajada, esta transición se hace de forma pausada para tener un gran agrado de confort, y cuando estamos conduciendo de forma deportiva, o en el modo ‘Sport’ de la caja de cambios, el sistema interpreta que queremos obtener las mejores prestaciones posibles y lo que hace es realizar el cambio en el menor tiempo posible.

Actualmente el Grupo Volkswagen tiene dos tipos de cambio DSG para sus modelos de grandes series. Uno de seis velocidades y otro de siete. La principal diferencia entre ellos es que el de seis tiene un baño de aceite para los embragues y el de siete no. Esto condiciona varios aspectos de sus características y su rendimiento. Lo ideal es que los embragues vayan en seco, pues mejora el rendimiento y reduce el consumo de combustible. Además, el DSG de seis velocidades necesita un volumen de aceite de 6,5 litros que es necesario cambiar periódicamente, generando un coste de mantenimiento; mientras que el de siete relaciones se contenta con apenas 1,7 litros que únicamente bañan la zona de los engranajes. En cualquier caso, los periodos de mantenimiento recomendados por el fabricante son idénticas en ambas cajas: hay que sustituir el aceite cada 60.000 kilómetros.

También el peso es considerablemente menor, pesando la de seis marchas 93 kilos y contentándose la de siete con apenas 70. Esto no sólo influye al rendimiento, sino también a la dinámica del vehículo. Sin embargo, los embragues en seco tienen una limitación mayor en cuanto a transferencia de par. Por ese motivo, la primera evolución de la caja de cambios de siete marchas sólo podía montarse en motores con un par máximo de 250 Nm, mientras que la de seis podía aguantar hasta 350 Nm. Si bien, con el paso del tiempo la marca ha mejorado la tecnología y ahora, la caja de cambios de siete velocidades bañada en aceite es capaz de soportar motorizaciones que generen hasta 600 Nm de par.

Ahora bien, algunos coches como el Bugatti Chiron, el Audi R8 V10 (prueba) o el Lamborghini Huracán (prueba) equipan cajas de doble embrague que pueden llegar a soportar un par máximo de hasta 1.600 Nm, pero en este caso han sido desarrolladas específicamente para tal fin. Eso es lo que sucede con la transmisión de doble embrague del Bugatti Chiron, que es una evolución de la que empleó en su momento el Bugatti Veyron. Se trata de un cambio desarrollado por Bugatti específicamente para este coche, un conjunto con siete velocidades que además monta los embragues más resistentes disponibles en cualquier coche de producción, tal y como asegura la compañía.

El éxito de esta caja de cambios ha sido tan grande que prácticamente todos los competidores de Volkswagen y Audi la han copiado y se espera que en el futuro este tipo de transmisiones sean las más utilizadas en vehículos de pequeña y media cilindrada.

 

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7 julio, 2016

Cubriendo 758 aplicaciones de vehículos y formada por nuevas referencias como 18 de kits de embrague, 26 platos de presión y 29 discos de embrague, la nueva gama de embragues japoneses Valeo tiene aplicaciones para las marcas FUSO (Mitsubishi) CANTER, FIGHTER  HINO DUTRO, RANGER, PROFIA ISUZU N Series (ELF), FORWARD TOYOTA DYNA UD Trucks CONDO. Y según aseguran desde Valeo Service, ha sido testada “en las condiciones más extremas en Japón: conducción intensa en ciudad y en autopistas”.

La facilidad en el montaje, el excelente confort y conducción, la suavidad en los cambios de marchas, bajo nivel de ruido y bajos niveles de vibración, son algunas de las características que Valeo Service asegura destacaron en las pruebas de control, y que además, demuestran que los embragues de gama Japonesa de Valeo para camiones, “son 100% intercambiables con fabricante O.E , habiendo sido aprobados por flotas de entregas Express japonesas”.

Pero hay dos aspectos fundamentales para Valeo en su gama de embragues japonesa: Por un lado, la agilidad: asegura haber desarrollado un único diseño de dedos en su plato de presión para mejorar el movimiento del diafragma y por lo tanto su adaptabilidad en la operación de transferencia del par motor en gran número de situaciones de uso de ‘Arranque & Parada’. Y por otro, “la fortaleza”: “el disco de embrague Valeo es el mejor en diseño de su clase para transmitir el máximo par motor del motor a las ruedas”. Y es que la transmisión del par motor es optimizada durante la fase de deslizamiento en el cambio de marcha. Asimismo, Valeo destaca que sus materiales de fricción son reconocidos “como calidad O.E, referencia entre los fabricantes de Vehículo 

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Los embragues y frenos centrífugos se valen de fuerzas centrífugas para transmitir energía (embragues) o para limitar velocidades (frenos). Como los frenos se basan en un principio físico, los embragues y frenos centrífugos no requieren ninguna fuente de alimentación externa adicional, lo que los convierte en la solución perfecta para las aplicaciones de seguridad.

Los embragues y frenos centrífugos están compuestos por un eje motriz con pesos centrífugos colocados a su alrededor. Los pesos centrífugos se mantienen en los ejes mediante resortes. En la parte externa de los pesos centrífugos hay almohadillas de fricción.

Diferencias entre un embrague centrífugo y un freno centrífugo:

La principal diferencia entre un embrague centrífugo y un freno centrífugo está en la campana: En un embrague centrífugo, la campana no es fija y comenzará a girar cuando se alcance la velocidad de acoplamiento / funcionamiento. La campana externa de un freno centrífugo es fija y no puede girar. Ello provoca una fuerza de frenado cuando la almohadilla de fricción toca la campana. Al diseñar y poner en funcionamiento frenos centrífugos, deberá prestarse especial atención al tiempo de frenado y al calor máximo.

Aplicaciones típicas de los embragues centrífugos:

Los embragues centrífugos se emplean principalmente como embrague de arranque. Los embragues centrífugos permiten el empleo de motores más pequeños, ya que el motor puede arrancar libre de carga hasta que alcanza su velocidad óptima de funcionamiento, a la cual el embrague centrífugo añade suavemente la carga.

Aplicaciones típicas de los frenos centrífugos:

 

La principal aplicación de los frenos centrífugos es la limitación de la velocidad de p.ej.:

  • el descenso de pesos o personas
  • puertas de seguridad y cortafuegos: aplicaciones industriales
  • aplicaciones de tiempo libre: Go Kart con cierto nivel de seguridad

 

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La mitad de partículas en el aire proceden de frenos, embragues y neumáticos

Las partículas que proceden del desgaste de frenos, embragues y neumáticos y el polvo del asfalto se han convertido en el 50 % de los contaminantes del aire y su importancia sigue aumentando, pero apenas se sabe nada sobre ellas.

 

Esta es una de las conclusiones a la que han llegado los expertos europeos que han participado esta semana en Barcelona en las jornadas “Urban Air Quality: The Challenge of Non-Exhaust Road Transport Emissions”, impulsadas por Biocat y la obra social de La Caixa, con la colaboración del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC).

 

Los expertos han recordado que inhalar aire contaminado es una de las diez causas que más muertes prematuras causa en el mundo y que, cada año, fallecen en la Unión Europea 430.000 personas por culpa de la polución, causada principalmente por el tráfico.

La combustión de los motores no es la única causa de la polución provocada por los vehículos, ya que un 50 % de las partículas en suspensión salen del desgaste de componentes como los frenos, el embrague o los neumáticos.

 

Pese a su importancia, según los expertos que participaron en las jornadas que se clausuraron el viernes, no existe ninguna legislación que regule las emisiones por desgaste mecánico.

La falta de conocimiento sobre la naturaleza química de estas partículas, su comportamiento en la atmósfera y su impacto en la salud hace que la única vía de reducción de este tipo de emisión sea la disminución del tráfico, según los organizadores de las jornadas.

Ciudades como Oslo, Helsinki y Estocolmo, que están menos contaminadas que el resto de ciudades europeas, lideran las investigaciones para mejorar la calidad del aire porque es allí donde las emisiones de partículas por desgaste mecánico contribuyen en mayor medida a la polución ambiental.

 

 

Según el científico Mats Gustafsson, investigador del Swedish National Road and Transport Research Institute de Suecia, “las carreteras de los países nórdicos están cubiertas por nieve y hielo gran parte del año y esto obliga a usar de ruedas con clavos para circular y sal y arena para deshacer la nieve, lo que hace que el nivel de polvo mineral sea mucho más elevado que en otros países”.

 

En Barcelona, la contaminación del aire está ligada a unas condiciones ambientales poco favorables (mucho sol y poca lluvia) y a su alta densidad, según los expertos, que señalan que en la capital catalana viven 16.000 habitantes por kilómetro cuadrado y por sus calles circulan más de un millón y medio de coches cada día, la mitad procedentes de fuera de Barcelona.

Según el investigador del IDAEA Xavier Querol, la calidad del aire ha mejorado notablemente en la última década porque los vehículos han evolucionado para adaptarse a las normativas, “pero, aún así, los niveles de partículas PM10 siguen estando por encima de la media de la Europa central.”

Las PM10, o partículas suspendidas con un diámetro de menos de 10 micras, son de las que tienen un mayor impacto en la salud humana.

 

Los niveles más altos de estas partículas están en el casco antiguo del centro de las ciudades, donde las calles son más estrechas y se ventilan peor, y acumulan más metales pesados procedentes del desgaste de los frenos porque el alto número de semáforos obliga a utilizarlos de forma continua.

 

 

Según Querol, bastaría con reducir los niveles de partículas PM10 en suspensión para disminuir la mortalidad en un 15 % anual.

Durante las jornadas también se han expuesto las medidas que se ensayan en Europa para lograr este objetivo, como el uso de asfaltos porosos.

 

Según el subdirector del Laboratory for Air Pollutants/Environmental Technology de Suiza, Robert Gehrig, las carreteras que han sido asfaltadas con este compuesto presentan menos suspensión de partículas que los asfaltos de hormigón.

 

En Barcelona, los pasados meses de abril y mayo, se ensayó añadir cloruro de magnesio y acetato de calcio y magnesio al agua para limpiar las vías urbanas ya que ambos compuestos actúan uniendo las partículas tóxicas entre si de modo que pesan más y caen al suelo en vez de estar en suspensión en el aire.