Un 6% de las averías más caras y complejas que puede sufrir nuestro vehículo están relacionadas con un fallo en los inyectores.
Los inyectores son, como su nombre indica, la pieza clave del sistema de inyección. Se encargan de enviar la cantidad necesaria de combustible en cada situación, según lo requiera el motor. Trabajan a presiones muy elevadas y de forma muy similar tanto si el vehículo tiene un motor diesel como uno gasolina, pese a que estos últimos tienen un precio bastante más económico.
El 14% de las averías más complejas en las que puede verse implicado nuestro automóvil será a causa de un fallo en el sistema de inyección del motor, pero solo un 6% está directamente relacionado con una avería en los inyectores. Un porcentaje afortunadamente bajo ya que es una de las reparaciones con coste más elevado a las que podemos enfrentarnos, y por ello compartimos desde nuestra sección de mecánica algunos consejos para prevenirlas, las causas que provocan estas averías y qué posibles soluciones podemos aplicar a un problema de inyectores.
¿A cuántos inyectores afecta una avería en el sistema de inyección?
Habitualmente cuando un inyector sufre una avería lo hace de manera individual pero no es extraño, dependiendo del problema que haya provocado la avería, que se origine un fallo progresivo o común en varios inyectores del vehículo.
En aquellos casos en los que el sistema de inyección sea Common Rail es mucho más probable que al fallar uno se averíen los demás inyectores y aunque siempre es posible tratar de repararlos o reemplazarlos uno a uno, en este caso, y en los que la avería es por desgaste natural de los elementos, es muy recomendable sustituirlos todos a la vez para mantener el motor protegido y equilibrado.
¿Qué síntomas puedo detectar en mi vehículo si fallan los inyectores?
Generalmente una avería en los inyectores del automóvil se detecta mediante un descenso considerable en la potencia del motor, cuya velocidad máxima queda bastante limitada pese a sufrir un aumento notable en el consumo habitual de combustible.
En el caso de los inyectores presenten desgaste u obstrucción, notaremos que nuestro vehículo da tirones durante la marcha, puede llegar a pararse o desprender olores que podríamos asociar al combustible sin quemar.
Sin embargo, si el origen de la avería en los inyectores tiene que ver con que alguno de los elementos del sistema se ha quedado permanentemente abierto, percibiremos fácilmente la expulsión de humo negro a través del tubo de escape y encontraremos las bujías mojadas.
Cuando sospechemos que pueden estar fallando los inyectores de nuestro vehículo es recomendable acudir a un centro donde tengan un terminal de diagnóstico que nos indique a tiempo qué inyector o inyectores están dando problemas.
Otra manera más sencilla y económica de realizar una diagnosis a los inyectores, si somos un poco “manitas”, consistirá en colocar 4 vasitos de plástico (uno por inyector) y situar los conductos o tubos salientes de los inyectores dentro de los mismos. Una vez hemos puesto los vasos, arrancaremos el coche a ralentí y nos fijaremos en el comportamiento de los inyectores, pues el defectuoso será aquel que llene más rápidamente el vaso de combustible.
No es recomendable forzar el coche si nos encontramos en alguna de estas situaciones; lo ideal es trasladar el vehículo al taller o servicio oficial más cercano mediante una grúa para evitar que el problema pueda ir a mayores. Esto es especialmente importante si sospechamos que uno o varios inyectores se han quedado abiertos, pues pueden causar daños serios al catalizador (si nuestro vehículo lo lleva) y en los cilindros, engrosando de manera notable el coste de la reparación.
Si queréis conocer un poco más sobre el funcionamiento de los inyectores en vehículos diésel o gasolina, así como un resumen sobre las averías más frecuentes de este sistema, también puedes ver el vídeo tutorial que hemos subido a nuestro canal de YouTube:
Aprende qué son los inyectores del coche y a qué averías están expuestos estos elementos del motor.
¿Cuánto cuesta solucionar una avería en los inyectores?
Como hemos comentado anteriormente, el propio desgaste natural de los inyectores producido por el uso cotidiano del vehículo, es una de las causas más frecuentes relacionada con las averías del sistema de inyección. En este caso, no queda más remedio que sustituir los inyectores por unos nuevos. De media, el precio por inyector oscila entre los 250 € para un inyector gasolina y los 500 € para uno diésel, a lo que habría que sumar la mano de obra.
Otro de los principales motivos de avería en los inyectores es el uso continuado de combustibles de baja calidad, pues el circuito se expone continuamente a virutas metálicas y partículas de suciedad. Esta obstrucción, si se detecta a tiempo, se puede resolver limpiando los inyectores, bien con aditivos que se suministran desde el depósito de combustible o bien mediante ultrasonidos desde el taller si es más grave.
Como última opción podemos optar por repararlos, lo que puede suponer un ahorro de hasta el 50% por inyector, respecto al coste de reemplazarlos por unos nuevos.
Otra causa frecuente que también provoca serias averías en los inyectores es llenar el depósito con el combustible equivocado. Este error, afortunadamente, ha ido disminuyendo en los últimos años debido a los cambios habilitados en los tanques de los vehículos e incluso en las mangueras de determinadas gasolineras que no permiten que podamos repostar diésel a un automóvil gasolina y viceversa.
Circular con el combustible equivocado producirá fallos a largo plazo pudiendo provocar que el motor se gripe o reviente, por lo que si lo hemos detectado en el momento, lo ideal es vaciar el depósito y proceder a purgar y limpiar el circuito de alimentación, cuyo coste en el taller ronda los 150€.
En vehículos diésel anteriores al año 2000 corría el rumor de que mezclar dos litros de gasolina con el gasoil del depósito ayudaba a bajar el nivel de humos para obtener un resultado favorable en la ITV, descabellado o no, hoy en día es una malísima idea, especialmente en tecnologías Common Rail, ya que la gasolina tiene un índice de lubricación muy inferior al del gasóleo y terminaría dañando los inyectores. Llegados a este punto, recordaros que el coste podría ser de unos 500 € de media por inyector.
Las situaciones menos habituales que pueden hacer que se averíen nuestros inyectores son las relacionadas con un mal mantenimiento del coche como apurar los filtros en exceso, apurar la reserva de combustible en el depósito o el exceso de agua. Dependiendo del vehículo o del tipo de problema se alcanzará a un nivel de gravedad distinto que podría suponer un coste de reparación más o menos elevado. Por este motivo, desde RO-DES siempre insistimos en que el mantenimiento preventivo es la clave para alargar la vida útil de nuestro vehículo.
¿Cómo podemos prevenir los problemas de inyectores en nuestro vehículo?
La prevención siempre es la opción más económica y saludable para nuestro vehículo. A lo largo de las averías que hemos ido comentando se ha realizado una revisión de los costes y medidas a tener en cuenta para salvarlos, pero hay una serie de pautas que pueden ayudarnos a prevenir problemas en los inyectores:
- Nunca apures el depósito de combustible por debajo del cuarto, ahí es donde se asientan todas las impurezas que hemos ido repostando a lo largo de la vida de nuestro automóvil.
- Huye si el camión cisterna está llenando los depósitos de la gasolinera, al igual que en tu coche, pero a gran escala, se removerán posos y se filtrarán un montón de impurezas, de hecho por ley, debe pasar al menos una hora desde que los recargan hasta que se comercializa el combustible, pese a que en la mayoría de estaciones no se cumpla.
- Sustituye el filtro de combustible según la recomendación del fabricante, o al menos una vez cada 30.000 Km. Son 30 € y te ahorrarás problemas futuros en elementos cuya reparación es más costosa.
- Utiliza aditivos limpia-inyectores, especialmente si tienes un coche diesel, ya que reducen el nivel de contaminación, evitan que se acumulen las impurezas y además también previenen las obstrucciones. El precio ronda los 15 € y los hay para usar cada 30.000, 60.000 e incluso 100.000 Km.